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domingo, 15 de agosto de 2010

15 de Agosto de 1937

Cuando trajeron la Nueva Imagen de la Virgen del Robledo, La Parroquia aún estaba en obras, por lo cual fue llevada al Convento de la Doctrina Cristiana, el embalaje que traía, era un cajón de madera y envuelta entre algodones. El Sacristán conocido por “Paco el de la Iglesia” y mi Padre Eduardo, que era su ayudante procedieron a su desembalaje, estando presente en el acto, la nueva Junta de la Hermandad que ya se había reorganizado. La Virgen que vestía una especie de camisón blanco, se ubicó en el suelo del presbiterio y al ser contemplada por todos cuantos habían en ese momento allí, se hizo el silencio, se miraron unos a otros sin dar crédito a lo que estaban contemplando. La mascarilla de la Virgen, era más de una dolorosa que de gloria, además el volumen del rostro era totalmente desproporcionado. Los presentes en esos momentos, sólo tenían en la mente, la finura y belleza de la Virgen desaparecida. Días después, La Junta de Gobierno encargó otra Nueva Imagen que lógicamente tardó varios meses en llegar y que corresponde a la que todos conocemos. Esta fotografía, es una de las primeras que se le hicieron a la Nueva Imagen de la Virgen del Robledo. Esta Imagen tiene el rostro más redondeado que la desaparecida y también, es más alta, detalle que puede apreciarse, viendo la distancia que hay desde la corona a la ráfaga.
El día 15 de Agosto, saldría por vez primera la Nueva Imagen de la Virgen del Robledo. Esta procesión, sería la más larga tanto en tiempo como en la distancia de qué se tenga constancia dentro del núcleo Urbano del Pueblo. Fue preparada con mucho cuidado, se midieron el ancho de algunas calles y los posibles desniveles del suelo, (en aquella época la mayoría de los barrios estaban sin urbanizar y el piso empedrado era muy precario y peligroso). La Virgen fue llevada a todos los barrios y calles por donde el paso tenía acceso, pero lo más importante de todo fue el hecho de que a Ella, durante todo el itinerario, se la paraba frente a la puerta de la casa de todos los que habían Caído en la Contienda, sin ningún tipo de discriminación. El Sacristán, que entre otras funciones también tenía la de capataz, tubo ese día una indisposición, lo cual hizo que mí Padre tuviera que desempeñar por primera vez esa responsabilidad. Lo estuvo haciendo hasta 1959, aunque ya hacia varios años que solo se dedicada a la construcción. La Virgen del Robledo salió por la puerta de Llano del Sol. En la calle había un gentío impresionante, cuando apareció en la puerta todo eran aplausos y alegrías, iba vestida igual que en 1935, sin embargo, habría muchas pero que muchas lágrimas a lo largo de todo el recorrido. Se inició primero hacia la calle de El Peso, para pasar por la parte baja del pueblo y luego ir visitando barrios hasta completar el itinerario con la parte alta. Cuando el paso llegó a la esquina del jardín de Santa Ana, a la altura de la Ermita, mí Padre, saltándose el protocolo, giró a la derecha y La plantó delante del cuadro de Ntro. Padre Jesús (que era una foto enmarcada, pues el que había fue destruido y aún no se había colocado el actual), fueron solo unos minuto, pero ¡qué suerte para los que vivieron ese “Encuentro” tan imprevisto! Yo puedo asegurar y (eso no me lo dijo El), que si la puerta de la Iglesia lo hubiera permitido, mí Padre la habría puesto dentro de la Ermita Mientras en la espadaña de la Iglesia, la campana “echaba fuego”. Una vez acabada la procesión, un miembro de la Junta le preguntó a mí Padre: ¡Eduardo! ¿Cómo que paraste el paso en el cuadro del Señor?, El le respondió: ¡pues hombre! también Ella había perdido al Hijo que allí vivía. Gran emoción tuvo la parada que se hizo en la Casa Parroquial en recuerdo de D. Manuel González –Serna, su amigo y compañero D. Enrique Ramírez Paguillo, rezó unas oraciones en su memoria, bajo un enorme silencio y respeto. También se paró en la puerta de la Plaza de Abastos, recinto que se convirtió primero para unos, y luego para otros, en un lugar de mucho dolor y sufrimiento, una cárcel que quién la pisaba entraba directamente en la antesala de la muerte, así sin más. Se rezó una Salve a la Virgen entre lágrimas, y pidiéndole que aquel horror no se repitiera nunca más. Cuando la procesión iniciaba la última etapa, se paró a La Virgen en la esquina del Convento de la Doctrina Cristiana con la calle Mártires, frente a la pared, donde un Memorial de mármol blanco, recordaba los nombres de todos aquellos caídos habidos antes del 9 de Agosto de 1936. También se rezaron oraciones a la Virgen por sus almas y se repartieron fotos de la Nueva Imagen de la Patrona entre las gentes, (una de ellas es la que aparece anteriormente). Mientras tanto alguien se acercó al paso y junto al llamador dejó dos rosas, una roja y otra blanca atadas con una cinta en la que podía leerse D. Rafael Cabezas y esposa D.ª. Dolores Sobrino. (La única mujer ejecutada en la Contienda). La Virgen hizo su entrada a la Parroquia por la puerta de la calle Mesones. ¿A qué hora? a quién podía importarle eso después de tantas emociones. (Foto y comentarios de Eduardo Campos)

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15 de Agosto de 1937

domingo, 15 de agosto de 2010

Cuando trajeron la Nueva Imagen de la Virgen del Robledo, La Parroquia aún estaba en obras, por lo cual fue llevada al Convento de la Doctrina Cristiana, el embalaje que traía, era un cajón de madera y envuelta entre algodones. El Sacristán conocido por “Paco el de la Iglesia” y mi Padre Eduardo, que era su ayudante procedieron a su desembalaje, estando presente en el acto, la nueva Junta de la Hermandad que ya se había reorganizado. La Virgen que vestía una especie de camisón blanco, se ubicó en el suelo del presbiterio y al ser contemplada por todos cuantos habían en ese momento allí, se hizo el silencio, se miraron unos a otros sin dar crédito a lo que estaban contemplando. La mascarilla de la Virgen, era más de una dolorosa que de gloria, además el volumen del rostro era totalmente desproporcionado. Los presentes en esos momentos, sólo tenían en la mente, la finura y belleza de la Virgen desaparecida. Días después, La Junta de Gobierno encargó otra Nueva Imagen que lógicamente tardó varios meses en llegar y que corresponde a la que todos conocemos. Esta fotografía, es una de las primeras que se le hicieron a la Nueva Imagen de la Virgen del Robledo. Esta Imagen tiene el rostro más redondeado que la desaparecida y también, es más alta, detalle que puede apreciarse, viendo la distancia que hay desde la corona a la ráfaga.
El día 15 de Agosto, saldría por vez primera la Nueva Imagen de la Virgen del Robledo. Esta procesión, sería la más larga tanto en tiempo como en la distancia de qué se tenga constancia dentro del núcleo Urbano del Pueblo. Fue preparada con mucho cuidado, se midieron el ancho de algunas calles y los posibles desniveles del suelo, (en aquella época la mayoría de los barrios estaban sin urbanizar y el piso empedrado era muy precario y peligroso). La Virgen fue llevada a todos los barrios y calles por donde el paso tenía acceso, pero lo más importante de todo fue el hecho de que a Ella, durante todo el itinerario, se la paraba frente a la puerta de la casa de todos los que habían Caído en la Contienda, sin ningún tipo de discriminación. El Sacristán, que entre otras funciones también tenía la de capataz, tubo ese día una indisposición, lo cual hizo que mí Padre tuviera que desempeñar por primera vez esa responsabilidad. Lo estuvo haciendo hasta 1959, aunque ya hacia varios años que solo se dedicada a la construcción. La Virgen del Robledo salió por la puerta de Llano del Sol. En la calle había un gentío impresionante, cuando apareció en la puerta todo eran aplausos y alegrías, iba vestida igual que en 1935, sin embargo, habría muchas pero que muchas lágrimas a lo largo de todo el recorrido. Se inició primero hacia la calle de El Peso, para pasar por la parte baja del pueblo y luego ir visitando barrios hasta completar el itinerario con la parte alta. Cuando el paso llegó a la esquina del jardín de Santa Ana, a la altura de la Ermita, mí Padre, saltándose el protocolo, giró a la derecha y La plantó delante del cuadro de Ntro. Padre Jesús (que era una foto enmarcada, pues el que había fue destruido y aún no se había colocado el actual), fueron solo unos minuto, pero ¡qué suerte para los que vivieron ese “Encuentro” tan imprevisto! Yo puedo asegurar y (eso no me lo dijo El), que si la puerta de la Iglesia lo hubiera permitido, mí Padre la habría puesto dentro de la Ermita Mientras en la espadaña de la Iglesia, la campana “echaba fuego”. Una vez acabada la procesión, un miembro de la Junta le preguntó a mí Padre: ¡Eduardo! ¿Cómo que paraste el paso en el cuadro del Señor?, El le respondió: ¡pues hombre! también Ella había perdido al Hijo que allí vivía. Gran emoción tuvo la parada que se hizo en la Casa Parroquial en recuerdo de D. Manuel González –Serna, su amigo y compañero D. Enrique Ramírez Paguillo, rezó unas oraciones en su memoria, bajo un enorme silencio y respeto. También se paró en la puerta de la Plaza de Abastos, recinto que se convirtió primero para unos, y luego para otros, en un lugar de mucho dolor y sufrimiento, una cárcel que quién la pisaba entraba directamente en la antesala de la muerte, así sin más. Se rezó una Salve a la Virgen entre lágrimas, y pidiéndole que aquel horror no se repitiera nunca más. Cuando la procesión iniciaba la última etapa, se paró a La Virgen en la esquina del Convento de la Doctrina Cristiana con la calle Mártires, frente a la pared, donde un Memorial de mármol blanco, recordaba los nombres de todos aquellos caídos habidos antes del 9 de Agosto de 1936. También se rezaron oraciones a la Virgen por sus almas y se repartieron fotos de la Nueva Imagen de la Patrona entre las gentes, (una de ellas es la que aparece anteriormente). Mientras tanto alguien se acercó al paso y junto al llamador dejó dos rosas, una roja y otra blanca atadas con una cinta en la que podía leerse D. Rafael Cabezas y esposa D.ª. Dolores Sobrino. (La única mujer ejecutada en la Contienda). La Virgen hizo su entrada a la Parroquia por la puerta de la calle Mesones. ¿A qué hora? a quién podía importarle eso después de tantas emociones. (Foto y comentarios de Eduardo Campos)

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